Nos divorciamos: ¿cómo se lo decimos a los niños?
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Nos divorciamos: ¿cómo se lo decimos a los niños?

Nos divorciamos: ¿cómo se lo decimos a los niños?

Si te has visto envuelto en un proceso de separación o divorcio, seguro que se te ha planteado esta cuestión:

¿Cómo le decimos a nuestros hijos que nos vamos a divorciar?

Qué duda cabe que estos procesos son dolorosos para las personas que lossufren, y no sólo por la parte material, es decir, el cambiar de casa, de coche o de los hábitos diarios; sino que emocionalmente hay una serie de cambios, y que hasta en los casos de mutuo acuerdo, se generan procesos dolorosos que han sido equiparados por diversos autores al proceso de duelo.

El duelo es aquel estado por el que pasamos cuando experimentamos una pérdida importante, se trata de una adaptación emocional al nuevo estado, y aunque inicialmente se había identificado con la pérdida de un ser querido, en la actualidad se entiende que cualquier persona que experimente una pérdida va a pasar por este proceso, como es el caso de una separación.

Y si es doloroso para los adultos, te podrás imaginar cómo lo va a ser para los hijos, ¿no?.

Efectivamente, ellos también van a pasar por ese proceso de duelo, y no podemos evitarles un dolor o sufrimiento, porque ellos también experimentan esa pérdida.

Entonces, ¿qué haremos?.

Lo más importante es entender esto que os explico, ellos sufren el duelo al igual que vosotros, y la primera intención de los padres es alejar a los niños del problema, para que no sean partícipes; pero ellos, forman parte del problema, y evidentemente, de la solución.

Algunas indicaciones que dan buenos resultados en los procesos de separación en la terapia familiar son:

– No alejarlos del problema,aunque ya no queráis estar juntos como pareja, sigue habiendo una familia, es un gran motivo para olvidarnos de rencores y luchar por un bien común.

– No esperar hasta el último momento para contarlo, cuando esto ocurre el golpe es mucho más fuerte, y la tensión en los adultos, insostenible.

– No se debe ocultar que será un proceso doloroso, que habrán cosas que cambien. Debemos generarles expectativas reales.

 Tener muy en cuenta la edad del menor, ni las conversaciones ni las informaciones que les proporcionemos se deberán gestionar de la misma forma con un niño de 4 años que con otro de 11.

– Evitar generar culpabilidades: si en la pareja nos acostumbramos a echarnos las culpas de la separación, es probable que ellos también se sientan culpables del divorcio de sus padres.

– Cuidado con las falsas esperanzas: es muy normal que los niños se agarren a “un clavo ardiendo”, y en cuanto vean gestos amables y sonrisas, se ilusiones con la posibilidad de que la situación se arregle para siempre. Ahí debemos ser firmes y de manera clara plantearles que sus padres seguirán llevándose bien y haciendo cosas juntos.

– Y, sobretodo, trabajar juntos por el bien de nuestros hijos.

Con esto, no evitaremos que sufran, pero amortiguaremos el dolor que experimenten.



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