El castigo educativo: 5 errores a tener en cuenta
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El castigo educativo: 5 errores a tener en cuenta

El castigo educativo: 5 errores a tener en cuenta

«Los catigos que le imponemos a María no sirven para nada,

parece como si le diera igual quedarse sin su muñeca favorita».

Esto es lo que nos cuentan, de manera desesperada María y Juan, los padres de María, una niña de 6 años. El comportamiento se repite una y otra vez de la misma manera, la niña realiza algo que los padres consideran que no está bien, y la castigan privándola de algo que la niña valora: un juego, los dibujos, salir al parque, etc. Cuando se da una nueva oprtunidad, María vuelve a cometer la misma falta que los padres desaprueban.

Esta introducción podría ser el alegato desesperado de cualquier padre o madre  que está pasando por esta situación, hijos inmunes a los castigos impuestos.

Una idea compartida por la mayoría de los psicólogos infantiles es que los castigos, de manera aislada, no sirven para nada. Es preciso que éstos vengan acompañados de una serie de pautas, basadas en su mayoría en los valores, que como padres, deseáis inculcarles a los menores de la casa.

Existen varios errores que los padres cometen a la hora de imponer castigos a sus hijos.

1. Castigos desproporcionados

«No me gusta que digas esa palabra, te quedas una semana sin dibujos animados». Una de las principales reglas a la hora de aplicar un castigo es que debe ser, además de lógico, proporcional al hecho cometido.

2. Dejarlo para después

Si un niño comete alguna falta y queremos recriminarle por ello, el castigo debe aplicarse de manera inmiedata, tanto la información que le damos como aquello que no va a tener, no sirve de mucho decirle que en su cumpleaños no tendrá ningún regalo si aún quedan 3 meses para la fecha.

3. Castigos que no se cumplen.

«Como has sido bueno, te levanto el castigo y nos vamos al parque». Si no cumples lo que le has dicho, el niño aprenderá que realmente los castigos, nos sirven para nada.

4. Es que perdí los papeles

Cuando el castigo viene precedido de un estado de tensión de los padres, es eso mismo lo que le estamos enseñando, que los castigamos porque estamos enfadados. No se va a dar un aprendizaje diferente, pero además, le enseñaremos ese mismo modelo de comportamiento, ellos también se enfadarán y cargarán su frustración contra muñecos, juegos o compañeros de clase.

5. Te dejo sin….

Se ha hecho famosa esta frase de: «te dejos sin…». Pero, ¿qué ocurre?. Cuando yo era una niña tenía una muñeca y una bici, pero en la actualidad ocurre que los niños tienen de todo: cuentos, videojuegos, muñecos, peluches, etc. Si le dejas sin un juguete al niño le da igual, porque tiene otros 43 con los que jugar. Para que sea efectivo, el castigo tiene que suponer un esfuerzo para el niño y cuando se encuentre en una situación parecida piense: «cuidado, que si hago esto voy a perder aquello».

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