
¿Qúe puedo hacer para mantener a mi familia unida?
Ana y Susana han empezado el nuevo curso escolar, llegan el primer día y, tras un gran abrazo, empiezan a contarse las vacaciones del verano, los sitios donde han estado y cuanto han disfrutado con sus respectivas familias. Ana está especialmente ilusionada con el nuevo curso, han cambiado muchas cosas en su casa y está realmente contenta.
Susana le propone ir el domingo a pasar el día al campo con su familia, y Ana, muy orgullosa le contesta: «No puedo, el domingo tenemos reunión familiar, es un día muy especial, y esta semana me toca a mí dedicir lo que haremos cuando finalice el almuerzo, estoy tan nerviosa». Susana no entiende nada, ¿Qué tendrá de especial?, ¿será igual que las reuniones familiares que se hacen en su familia?. Empieza a indagar y, Ana le cuenta a su amiga por qué es tan especial esta reunión para ella.
Las reuniones familiares se utilizan como estrategia fundamental en la terapia familiar, tanto para la resolución de problemas, como para el objetivo fundamental de la familia, mantenerla unida. Son muchos los beneficios que podemos obtener realizando estas reuniones, aquí os detallo algunos de ellos:
1. Del «yo» al «nosotros».
Es el primer objetivo, aunque cada uno esté haciendo cosas diferentes, hay un objetivo de grupo, la unión familiar. Uno de los grandes problemas que tenemos en la actualidad es el tiempo, es un bien preciado, y que en ocasiones no gestionamos de manera adecuada. Nuestra familia necesita saber que le dedicamos el tiempo necesario, que estamos implicados y que decidimos hacer cosas en común.
2. Resolviendo problemas y aportando soluciones.
Igualmente se pueden utilizar estas reuniones para que cada miembro, plantee un problema que le está ocurriendo en su vida, y todos los demás vamos a ir aportando soluciones a tal problema. Esto es importante cuando tenemos a niños con nosotros (a partir de 5 ó 6 años), ya que en muchos casos se tiende a excluirlos de nuestros problemas, pero no debe ser así, vamos a implicarlos e involucrarlos, nos daremos cuenta que ellos son capaces de aportar sus propias soluciones.
3. Momentos de ocio.
Cualquier actividad agradable es susceptible de ser repetida a lo largo del tiempo. Este es uno de los principios de la psicología del aprendizaje. Cuando planteemos un encuentro familiar, el mismo en sí va a girar en torno a una comida, una merienda, un juego familiar, o cualquier actividad que sea divertida para todos los miembros. Esto nos va a generar un sentimiento de placer y de estar disfrutando con toda la familia, y como nos dice el principio anteriormente mencionado, vamos a querer que se repita.
4. Responsabilidades individuales
El sentirnos partícipes de un objetivo común hace que nos impliquemos en ello. Si empezamos a darles responsabilidades a los menores de la casa con las actividades de la reunión, ellos se van a implicar más y van a estar esperando el momento señalado con gran expectación, como es el caso de nuestra amiga Ana. El nivel de responsabilidad variará mucho en función de la edad del menor, puede ir desde escoger la comida, ayudar en su preparación, elegir un juego para la sobremesa, o incluso proponer la lectura de un cuento para su posterior escenificación en la familia.
Cada familia es diferente, es por ello que no hay dos reuniones iguales. Cada una será única y especial.