
Si se porta bien…. ¿le levantamos el castigo?
«Hoy ha venido con un 1 en Matemáticas, la verdad es que no lo entiendo, últimamente Carlos anda muy distraído, ha bajado su rendimiento escolar considerablemente. Tanto su madre como yo estamos muy disgustados con él, hasta ahora había sacado muy buenas notas, así que lo hemos castigado, y estará dos semanas sin ver la tele ni jugar a la Play Station, que tanto le gusta».
Este es el relato que nos cuentan José y Susana, padres de un niño de 8 años. Se han planteado acudir a una Psicóloga Infantil porque perciben que los castigos que le aplican a Carlos no están surgiendo los efectos que ellos esperaban. Cuando indagamos, tanto a través de la evaluación familiar como la realizada con Carlos, observamos que la mayoría de los castigos son levantados a los pocos días. Tal y como nos comenta la pareja: «a los pocos días se le ve muy aplicado estudiando, se porta bien en casa, así que nos da pena y le levantamos el castigo».
Los castigos deben ser puntuales, ya que si lo utilizamos de manera sistemática, dejarán de tener efecto. Además, han de imponerse con inmediatez proporcional a la conducta, justo, realizable y coherente. Hace un tiempo escribía en un post sobre el castigo educativo: 5 errores a tener en cuenta, y como véis, éste es uno de ellos, levantar un castigo. Evidentemente sí que se puede cuestionar la posibilidad de levantar un castigo, pero eso sí, ha de ser de manera excepcional porque el comportamiento del niño lo justifique. Si nos acostumbramos a levantar los castigos, lo que realmente le estamos enseñando es que da igual cuánto nos enfademos, ni cuán grave sea la falta, con que se porte un poco bien, le levantaremos el castigo.
¿Qué vamos a tener en cuenta a la hora de aplicar un castigo? ¿Y de levantarlo?
- LA FINALIDAD DEL CASTIGO. Como nos comentan los padres de Carlos, este castigo venía precedido por el enfado de ambos, entonces, ¿lo hicieron porque estaban mosqueados?. La finalidad del castigo siempre debe ser la de corregir una conducta y ayudar a una persona a mejorar.
- SERENIDAD. A colación de lo comentado en el anterior punto, como psicóloga infantil, percibo que en la mayoría de los casos, los padres no están serenos, y se transmite al niño de lo que se le va a privar acompañado de gritos. En muchas ocasiones ni siquiera se pone fecha final al castigo, con la coletilla de «ya hablaremos». El niño que ha sido castigado necesita saber el por qué de ese castigo, y sentir que ha sido junto en relación a su comportamiento.
- SIN ETIQUETAS, MEJOR. En esos momento de tensión es posible que digamos cosas de las que después nos podamos arrepentir, no etiquetes a tus hijos, si se ha peleado en el colegio no le digas: «eres un salvaje», sino «ese comportamiento ha estado muy mal».
- DANDO OPORTUNIDADES. Tras un comportamiento inadecuado, es importante no sólo que le expliquemos al niño cuál es el comportamiento alternativo adecuado, sino que además, vamos a ayudarlo a que ese comportamiento se lleve a cabo. Y eso sí, cuando lo haga, reforzarlo. Aún puede seguir con su castigo, pero sí le vamos a insistir en lo contento que estamos porque nos está demostrando que es capaz de hacer las cosas bien.
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Carmen Berzosa – Psicóloga Infantil