
Mi Hijo está enganchado al móvil
Te cuento algo que están viviendo los padres de Adrián, y sé que perfectamente podría ser la misma situación que se repite en multitud de casas con hijos adolescentes. Adrián cumplió doce años hace poco y sus padres, tras muchas súplicas por parte de su hijo deciden regalarme un móvil. Desde entonces el día a día es insostenible, Adrián en cuanto llega a casa reclama su teléfono, que él entiende que es de su propiedad, se pasa el día con el móvil. Los padres intentan negociar con él para ajustar los tiempos de pantalla y de estudio, pero es una eterna lucha. El hijo desinstala todas las app de control parental y hace uso indiscriminado de sus redes sociales, incluso se despierta de noche para estar conectado.
Los padres de Adrián deciden consultar con una psicóloga especializada en adolescentes porque no saben cómo gestionar la situación, sienten que se les está yendo de las manos y observan una gran obsesión en su hijo hacia el móvil y el resto de pantallas de las casa (tablet, consolas, etc).
El uso de móvil y demás elementos electrónicos causa en nuestros hijos (y en nosotros mismos) un mecanismo de recompensa tan alto como cualquier sustancia estimulante. Pretender que nuestros hijos sean responsables del uso del móvil es como pedirle a un bebé de 9 meses que corra 100 metros sin caerse. Debemos ver este periodo como un proceso de aprendizaje, de ensayo y error, en el que nuestro hijo irá aprendiendo a usar las pantallas y todas las apps disponibles, pero siempre desde la perspectiva de la responsabilidad de padres e hijos.
Te dejo algunas ideas para que este proceso sea lo más liviano posible:
- El teléfono móvil no es propiedad de tu hijo. Tras conversaciones con él, debemos trabajar la idea que su móvil no es suyo, ya que tú como padre o madre vas a tener que responder por todo lo que haga, diga o comente. El teléfono es de la casa, él lo utiliza durante un tiempo determinado, pero hasta que no acceda a la mayoría de edad sólo los padres son los responsables de lo que ocurre con ese teléfono. A muchos padres que acuden a mi centro de psicología les cuento que el móvil es como el cuarto, es de su uso, pero no se su propiedad.
- El teléfono móvil es un elemento de disfrute, el problema es cuando se convierte en una necesidad. Los menores van a alegar que se relacionan con sus amigos a través del teléfono y por ello lo necesitan. Es muy importante establecer unos límites claros y consensuados, de tiempo y de responsabilidades. No establecer como premio el uso del móvil, sino más bien cuando acabe con sus responsabilidades, es decir, «cuando acabes con tus tareas de casa y del instituto tendrás x tiempo para el uso del teléfono, al igual que cuando yo acabo de terminar de limpiar la cocina me siento con vosotros a ver una peli.
- ¿Y sobre la adicción a los videojuegos? La industria de los videojuegos lo tiene muy claro, cuanto más tiempo pasen delante de la pantalla más beneficios tendrán. Ese es uno de los grandes problemas, la gran cantidad de estimulación que reciben nuestros menores. Yo les digo a los padres que vienen a consulta de psicología, que nosotros a penas teníamos estímulos atractivos, en cambio, ellos lo tienen todo el tiempo disponible y claro está, la resistencia se hace más dura. Aquí os vuelvo a animar a que se marquen límites en función de sus responsabilidades llevadas a cabo.
- Tiempo de juego online y juego offline, os explico, acércate en mitad de su partida de Minecraft y pregúntale quien es su personaje, qué tiene que hacer y cómo consigue llegar al final, que te cuente qué es lo más interesante del juego y también lo que le cuesta más trabajo. Además de este acercamiento a sus intereses, propónle juegos para que realicéis en familia. Nuestra querida compañera Julia Iriarte en su web https://bebeamordor.com/ nos habla de multitud de juegos para hacer en familia. El mensaje a transmitir en casa es el siguiente «entiendo que te encante la consola, también lo pasaremos bien con este juego de Zombies que tiene una pinta genial».
En el caso de Adrián estas acciones sirvieron para que la convivencia fuera más agradable. Mi experiencia como psicóloga de adolescentes me dice que no siempre es así. Si quieres que hablemos de lo que pasa en tu casa no dudes en consultarme.
Mientras tanto, comenta, comparte y disfruta.
Carmen Berzosa
Psicóloga Infantil y Juvenil